Sin Título II
Mi lenguaje es el de las ilusiones. Siento que todas las palabras trascendentales en mi vida se tranforman en ilusiones y desilusiones que me llenan, y vacían. Hasta me las imagino, como burbujas de jabón, y las veo cuando se revientan.
Suelen quitarle el espacio al Resto De Mi Vida, el que le corresponde a mi persona, a mis pensamientos, a mi volumen, a mis otros sentimientos, a mis ganas, y que cuando empiezo a fabricar ilusiones -lo admito, a veces lo hago conciente y racionalmente, porque es lindo- empiezan a llenarme por dentro con su no-espacio, con puro aire encerrado en su invisible pared, en la forma de numerosas, delicadas, hasta inocentes burbujitas; nunca son pequeñas como la espuma, tienen más bien el tamaño de una pelota de tenis. Cuando Ellas de pronto ya son miles, y empiezan a llenarme, el Resto De Mi Vida me deja, porque Ellas ya no le dejan espacio, las muy invasoras. Cuando ya son demasiadas, el Resto De Mi Vida ya casi no existe, y vivo sólo para alimentarlas a Ellas, con palabras escogidas, dando vuelta los significados de los gestos, y con la imaginación, que es la más cruel de las armas para quien padece de esta invasión esférica, translúcida.
Así mismo, en este estado ya crítico de la invasión, y ya casi sin pensamientos, las palabras más duras, los no-gestos, las no-certezas, todo va reventando las ilusiones de a poquito, las veo cuando explotan. Duele, pero no hacen ruido... dejan una capita como de agua en el fondo, y un vacío gigante. Y cuesta tanto rearmarse cuando Ellas se transforman en desilusiones, no se puede seguir, se debe recomenzar, y llamar al Resto De Mi Vida, convencerlos de que vuelvan, de que nos reajustemos, de que borrón y cuenta nueva, de que soy una nueva persona, de que esto no me va a volver a pasar, que es la última ve que las alimento, que es la última vez que las dejo formarse en mi, que no voy a volver a perder la cabeza por nada. Ni nadie (que es mucho más recurrente)
Pero El Resto De Mi Vida -yo y mi resto nos queremos tanto- sabe que es mentira. Sabe que hago mi mejor esfuerzo, pero que es imposible que las deje a Ellas afuera. Y me da fuerzas para lograr lo único que nos tiene a salvo de mi desilusión, que es tratar de que entren las menos posibles, vigilarlas mientras vagan por ahí, detenerlas si las sorprendemos anidando, reventarlas antes de que ellas revienten solas.
Suelen quitarle el espacio al Resto De Mi Vida, el que le corresponde a mi persona, a mis pensamientos, a mi volumen, a mis otros sentimientos, a mis ganas, y que cuando empiezo a fabricar ilusiones -lo admito, a veces lo hago conciente y racionalmente, porque es lindo- empiezan a llenarme por dentro con su no-espacio, con puro aire encerrado en su invisible pared, en la forma de numerosas, delicadas, hasta inocentes burbujitas; nunca son pequeñas como la espuma, tienen más bien el tamaño de una pelota de tenis. Cuando Ellas de pronto ya son miles, y empiezan a llenarme, el Resto De Mi Vida me deja, porque Ellas ya no le dejan espacio, las muy invasoras. Cuando ya son demasiadas, el Resto De Mi Vida ya casi no existe, y vivo sólo para alimentarlas a Ellas, con palabras escogidas, dando vuelta los significados de los gestos, y con la imaginación, que es la más cruel de las armas para quien padece de esta invasión esférica, translúcida.
Así mismo, en este estado ya crítico de la invasión, y ya casi sin pensamientos, las palabras más duras, los no-gestos, las no-certezas, todo va reventando las ilusiones de a poquito, las veo cuando explotan. Duele, pero no hacen ruido... dejan una capita como de agua en el fondo, y un vacío gigante. Y cuesta tanto rearmarse cuando Ellas se transforman en desilusiones, no se puede seguir, se debe recomenzar, y llamar al Resto De Mi Vida, convencerlos de que vuelvan, de que nos reajustemos, de que borrón y cuenta nueva, de que soy una nueva persona, de que esto no me va a volver a pasar, que es la última ve que las alimento, que es la última vez que las dejo formarse en mi, que no voy a volver a perder la cabeza por nada. Ni nadie (que es mucho más recurrente)
Pero El Resto De Mi Vida -yo y mi resto nos queremos tanto- sabe que es mentira. Sabe que hago mi mejor esfuerzo, pero que es imposible que las deje a Ellas afuera. Y me da fuerzas para lograr lo único que nos tiene a salvo de mi desilusión, que es tratar de que entren las menos posibles, vigilarlas mientras vagan por ahí, detenerlas si las sorprendemos anidando, reventarlas antes de que ellas revienten solas.
4 Comments:
Meli, demasiado bello lo que escribiste. La vida está llena de desilusiones, si no sería muy fome. Lo cierto es que hay que aprender a vivir con ellas y que por cada desilusión, existen muchas cosas que vas aprendiendo, siempre existe un lado posistivo, y como he dicho últimamente por algún motivo ocurren, aunque en el momento la mente se cierra y no lo entiende, pero te aseguro que después todo se aclara. Tengo la sensación de que algo te pasó últimamente, y creo que no me di por enterada, o si lo hice, quizás no le ví la magnitud. Mel, te quiero mucho y estoy aquí para cuando me necesites, eso lo sabes,sea la hora que sea...
By Anónimo, at 10 marzo, 2006 19:26
Gracias Pauli, con todos mis nuevos planes y metas, uno se llena de ilusiones, y tiene que aprender a controlarlas. Es cierto que de las desilusiones se aprende, y no te preocupes por mí, pues hace un tiempo lo único que tengo son buenas noticias, y felicidad, o Melicidad... El texto es más bien un intento de explicarme cómo es que funciono, para mejorar mis mecanismos de alerta, y de defensa.
Prevenir es mejor que curar.
By inmeli, at 11 marzo, 2006 14:10
Y llegué a tu blog!
He leído algunas cositas ya y Meli, gracias por el nombramiento inicial, me emociona...te juro que me emociona N!.
Alimentar ilusiones...me suena demasiado conocido...creo que tb poseo esa imaginación que tantas veces traiciona...síiii, que doloroso es cuando te das cuenta que solo tú has alimentado esos sueños y se desvanecen como si nada.
Como tú, tb intento estar alerta, ahora me repito cada cierto tiempo: "las cosas pasan de la puerta para afuera, no sólo en tu cabeza" y cada vez que siento esa extraña alegría por algo intento pensar " Alegrate por lo que ha pasado, esta muy bien...pero cuidado con lo que esperas ahora". Es raro esto de contener tus propios pensamientos y reconozco que a veces no lo logro y otra vez me invaden esas ilusiones que se alimentan de una manera tan voraz que crecen y crecen y ya no las puedo parar.
Chutaaa que me alargue!!
Bueno, t mando un abrazo...y estuvo bueno Cartagua..o no? jajaja
By Ale Morena, at 17 marzo, 2006 01:09
Cartagua estuvo hermoso. Gracias por tus palabras, Jany.
By inmeli, at 17 marzo, 2006 09:58
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