melicidade

6.10.06

accidente

Tengo un gatito. Su nombre oficial es Bigotes, pero nadie lo llama así. De todas formas, con ese nombre quedó registrado el día que lo hospitalizamos, después que un jeep lo atropelló el martes en la tarde, en la puerta de mi casa.
Mi mamá me dijo que el gatito entró corriendo a la casa, que se echó al lado de su pote de comida, y mi mamá corrió detrás de él. Mi hermana chica corrió atrás de mi mamá, y a ella la siguió la persona que lo atropelló. Una persona que era conocida de nosotros, que ama los animales, que tiene miles en su casa, y que lloraba más de lo que lloré yo por él. El gato pasó esa noche hospitalizado. No tenía movilidad en su pata derecha ni en su cola -esa cola preciosa que tiene, larga y super peluda- y sólo orinaba sangre. De este terrible panorama pasamos a lo que hoy sabemos después de la ecotomografía que le
hicieron: el sangrado fue normal, ninguno de sus órganos está roto, pero tiene una fractura o luxación del fémur derecho -hay que esperar a los rx para saberlo con claridad- y ahora está en mi casa, en mi pieza, que se ha convertido en su pieza, donde descansará y será cuidado y regaloneado por varias semanas más. No hasta que yo quiera, sino que hasta que él no aguante más vivir encerrado.
No sé bien qué quiero decir con este post, estuve muy preocupada y ahora con más tranquilidad pienso en mis gatitos anteriores. Alquinta estuvo con nosotros medio año -era tío consaguíneo de Bigotes- y un día simplemente desapareció. Nunca supimos si le pasó algo, nunca más volvió, fue un duelo difícil de agarrar. Luego tuvimos al Marzo, un gato como el que más, lleno de energía. Un día dejó de moverse con normalidad, y con la veterinaria descubrimos que tenía roto el diafragma, que los intestinos ocupaban el espacio de sus pulmones, que no podía comer ni respirar ni descansar con normalidad. No quisimos intervenirlo por lo peligroso que era para él. Luego de doce días en que no logró recuperarse, falleció. Bigotes llegó a mi vida en febrero de este año (poquísimo antes que Roberto) y vivir este atropello, que fue un completo y terrible accidente, fue despertar una enormidad de miedos amontonados de los gatitos anteriores. Hemos preservado su memoria, nunca los hemos olvidado y siempre estamos notando las diferencias y cualidades de cada uno, pero el susto fue tremendo, pensamos en maldiciones, en fuerzas extra humanas, pensamos que era intencional... pero esta vez, frente a nuestros ojos, un completo accidente, una casualidad, una cosa circunstancial...
Me queda cuidarlo y cariñosearlo hasta que se aburra de mí también, que se de cuenta de lo mucho que lo queremos, que nos preocupamos de él, que lo queremos sanito y de vuelta. Mi amiga Gloria me contó que cuando atropellaron a su perrito Toffie, también debieron cuidarlo y mimarlo y éste se volvió increíblemente regalón.
Abrace a su mascota, señor o señora lectora, una catita, una iguana fría, un pez dorado, un gato, un conejo, un jerbo. No es factible que les mueva mucho la colita como los bobos perros, pero sabrá que es querido, que no es un adorno, que es importante... no espere a un accidente para hacerlo. No fue mi caso, pero sí me ha dado una oportunidad única de mimarlo como nunca !

1 Comments:

  • El amor que le entregamos a nuestras mascotas no es ni la minima parte de la ellos nos dan.

    Espero que Bigotitos se recupere y siga moviendo su frondosa cola como siempre.


    SAludos
    x0x0x0x
    LARomané

    By Blogger LaRomané, at 06 octubre, 2006 01:49  

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