melicidade

21.7.06

racconto

Niñas, las extraño. Me acuerdo perfecto de la U, de las clases, los almuerzos, tirarse en el pasto, estudiar hasta taaarde (cuando todavía había que estudiar para pasar los ramos), pelar a los profes, ir a ver notas, darse un abrazo, quedarse los viernes (o jueves, o miércoles, o lunes...), putear contra los ramos, contar por qué llegábamos con cara fea, hacer la fila para calentar el almuerzo, ir al centro de alumnos, leer weas que después no te iban a preguntar en las pruebas (y desestimar las weas que sí te preguntaron), pelar a las niñas que estaban al lado, pelear con los niños, escuchar los generalmente pesados comentarios del Benja, esperar a Pancho (que siempre tenía algo que hacer, o lombrices que ver, libros que pedir, profes con los que hablar...); escuchar a Yuri Castillo y su impresionante memoria e histrionismo, hartarse del regaloneo de Mapache, descubrir cuando venía el Seba, escuchar a Will y sus opiniones para todo, echar de menos a nuestro Ídolo Esteban Tapia...
Las extraño mucho, la cercanía para hablar cuando cosas muy pequeñitas iban mal o cuando cosas más grandotas no nos dejaban hacer la rutina en paz. La Señorita Guerrero es la única que no sale en la foto porque ese día estaba fuera de Santiago. Te extraño Carolita, la amistad tardía que alcanzamos por culpa de mis tonteras, mis inseguridades, la libertad enorme con la que se podía hablar contigo, la comprensión infinita. Glo, mi pequeño punto de felicidad ¿te acuerdas?, siempre te he admirado, una valentía que no tienen muchos, no creo que yo la tenga, de hecho, y una sabiduría llena de optimismo, de creer que el mundo es bueno, que todos valemos algo, siempre tan noble. Karina, que además de ser una persona de enorme confianza, siempre podías hacernos reir con tus locuras, y con las imaginación cochina que tenías y que te hacía reirte de lo menos reible... Paaaaaaauli, pescadora, casi mi último lazo con este pasado hermoso, hermoso, hermoso. Y un montón más de gente que se extraña. Desde la libertad y semi soledad actual. Las extraño, mucho niñas. Muchísimo. Agh. A los niños también. Los quiero muchísimo a todos.....

9.7.06

Todas queríamos ser ricas

Patrones actuales de belleza femenina hay pocos. Todos se ajustan al modelo de mujer escandinava, bien alta, bien flaca, de rasgos muy finos. Revistas especializadas en el tema hablarán de tez enfermiza, rasgos andróginos, y otros. Lo cierto es que nunca uno se encuentra conforme con lo que tiene, con lo que le falta (y mayoritariamente, con lo que le sobra)... bueno, hoy me miré al espejo y vi una cara un levemente cansada, no me había encrespado las pestañas –ritual diario al que a veces le agrego rimel- me había sacado los aros, y tenía la nariz colorada, porque hace frío, y así se me pone con el frío, y cuando estoy medio alcoholizada. Pero me miré feliz. Miré el espejo, y sonreí, para ver cómo me veía sonriendo, y la sonrisa se mantuvo sola, porque sé que no había ningún motivo para soltarla. Y me encontré bonita.
La belleza no la hacen los kilos, los colores, los peinados, el maquillaje. Es la felicidad quien hace la magia, y la aceptación. Yo sé que tengo unos cuántos kilos de más, que el otro día, desnuda en el baño, me horroricé al observar con detención un prominente neumático en mi espalda, que mis dientes están algo rebeldes, que me estoy empezando a quedar pelada en las entradas de la frente –mal de familia- en fin, pero al mismo tiempo, miré mi color de piel, miré la luz de mis ojos de Guayasamín, miré mi pelo, miré mis manos pequeñitas, miré el conjunto. Y me acepté.
No es fácil. Ni definitivo, pero hoy es así. Y me siento tranquila, me gusta agarrarme la guatita, me gusta dormir con menos ropa, me gusta saber que estoy tranquila.

Gracias Nubia, copié el título de tu reportaje de los pingüinos
Gracias Rober, as usual...

4.7.06