Desperté
Desperté y quería volver a mi sueño, y traté de hacerlo, cerré los ojos buscando lo último que recordaba, y me puse a trabajar concientemente en volver al inconsciente que me hizo soñar contigo.
Y como no voy a decir quién eres, voy a contarte ahora mi sueño.
Estaba yo haciendo algún trámite para la U relacionado con la matrícula, en una oficinilla que no conozco, que no sé si existe, con una señora amorosa que no conozco y que tampoco sé que existe, y llegaba usted a lo mismo que yo. Tu matrícula no tenía problemas, yo en cambio, no aparecía en ningún registro de la Universidad… ese amor no correspondido que siento yo por mi U, que hasta en los sueños me persigue… en fin, me tomabas de la mano (o yo te tomaba de la mano? No recuerdo bien), y estuvimos un ratito así, tranquilos, mientras yo sentía que el mundo se arreglaba. Luego llegaba tu hermano, al mismo trámite que nosotros, y le daba yo un abrazo tremendo (hace tanto tiempo que no los veo a ustedes) y tú le hablabas al oído, y yo sin escuchar lo que decías, lo entendía. Y estábamos juntos (eso le decías), que ahora yo era tu novia.
Y me acerqué y te besé, despacito (después de todo, era nuestro primer beso, y todo el contrato previo que normalmente ocurre, había sucedido sin palabras) y nos miramos, y nos fuimos.
Listo.
Caminamos harto rato, de la mano. Por calles de barrio bonito, que no conozco, que no sé si existe. El día estaba claro, con sol, pero no había un calor desagradable. Todo era perfecto contigo de la mano. Lo único que recuerdo de ti era que tenías una polera amarilla.
Después estuvimos en mi casa un rato, te acostabas en mi cama porque venías muy cansado. Más tarde me acostaba yo al lado tuyo. Y más tarde aún, como de atardecer, volvíamos a salir a caminar, aun de día, el día perfecto.
Casi no nos hablamos, pero no había necesidad alguna. Todo estaba entendido. Desperté. Tomé conciencia de lo que había soñado y quedé perpleja. Le di como quince segundos a la sorpresa y luego traté y traté de volver al sueño, a la agradable sensación de paz y de tener todo resuelto cuando tu mano estaba con la mía.
Lo que después se me ocurría, no creo que haya sido sueño, lo tengo que haber imaginado, en ese limbo que fue tratar de volver a ti. Soñé-imaginé que viajábamos, que nos tomábamos un café conversando, que te leía un libro, que me invitabas a caminar cuando llovía, que salíamos a muuuuuuuchas partes entretenidas y diferentes, que conocíamos Santiago de nuevo, y todo de la mano
(yo igual te echo de menos)
Y ahora no sé qué pensar. Sigo recordando el sueño, y lo hago a propósito. Y me imagino cosas, me imagino una vida distinta. Sé que te veo a medias, que me acerco a conocer una sola parte de ti (¿o es que tú sólo me hablas desde una parte de ti, cuando me hablas?), que no hemos conversado, y que todo lo que seño e imagino son sueños. Pienso (con justa razón, y por otras cosas que me acongojan de vez en cuando), que necesito cariño. Que ya ha pasado tiempo, que tengo demasiadas ganas de abrazar a alguien, y tener a alguien de la mano, que me siento muy sola. Llena de amigos y amigas, pero sola en el final. Y sé que no es cosa de decidir que alguien me guste, no de enamorarme de alguien, ni elegir a alguien. Son cosas que pasan y alguien tiene que llegar a mi vida, o a alguien descubriré más adelante, sin forzar nada. El azar, las coincidencias ¿serán suficientes?
(aunque nunca nos veamos)
Pienso también en qué puede significar este sueño, y tantos otros que han revoloteado en mis noches ¿sólo la necesidad de tener alguien conmigo, y de querer a alguien libremente? ¿O es que realmente hay algo ahí, en ti? Intentar o no intentar nada… hace un tiempo (poco tiempo, pero triste) me dije “adiós con todo, no voy a volver a lanzarme a las palabras de nadie, si llega alguien que vale la pena, será él quien se la juegue”, pero ahora, justo ahora, justo hoy, tengo la sensación de que ser categórica nunca me ha dado buenos resultados. Sé que las cosas no son blancas o negras, vienen en escala completa de grises, e incluso tienen colores cuando uno mira alrededor con detención y algo de optimismo, pero yo no puedo verlas así, me cuesta tanto apreciar muchas sutilezas del diario vivir, que casi nunca estoy segura de tomar las decisiones correctas.
Siempre han sido especiales nuestras palabras, amigo ¿será sólo eso o habrá algo más que los prejuicios, la vergüenza y un poco de rencor no me dejan explorar? ¿será algo que vale la pena explorar? ¿hola de nuevo, o adiós con todo?
(a mi tb me pasa)